“Ni son servidores, ni son de la Nación”, escribe Vázquez Nájera

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Por Fernando Vázquez Nájera*

“Ni son servidores, ni son de la Nación”

Recorren las calles en cientos de ciudades con su uniforme que consiste en un chaleco, sombrero y mochila color caqui con el nombre que los identifica “Servidores de la Nación”. Presuntamente comenzaron levantando un “censo del bienestar” aún antes del 1 de diciembre de 2018 y no han parado en recolectar información diversa según se los indique sus jefes de zona. En sus documentos, como en su ropa, siempre aparece el nombre de Andrés Manuel López Obrador, por lo que recientemente el INE ordenó a la Secretaría de Bienestar retirar toda referencia del nombre del presidente en la indumentaria de estas personas.

Aunque esta práctica constituye una promoción personalizada y es un asunto grave que debe corregirse de inmediato, existen otros aspectos igualmente importantes asociados a este grupo que, parafraseando a AMLO, “ni son servidores, ni son de la Nación”.

Son 17 mil “Servidores de la Nación” que hacen todo lo contrario a la lógica de la austeridad republicana. No actúan como servidores públicos sino como repartidores de la propaganda del partido en el poder, incluidos varios integrantes de la iglesia evangélica; son una estructura que duplica funciones contenidas en el INEGI e INDESOL; no fueron contratados mediante examen o concurso, simplemente pasaron del área de organización electoral de MORENA a la Secretaría de Bienestar; las bases de datos que generan lo mismo están en manos de Yeidckol Polevnsky que de AMLO. En suma, son una estructura a modo para uso clientelar en favor del Presidente y de su partido político.

Después del 1 de diciembre, los “Servidores de la Nación” pasaron formalmente a la Secretaría de Bienestar, pero en los hechos son el “ejército” del que echan mano los llamados “super delegados” coordinados por Gabriel García Hernández desde la Presidencia de la República. No hay reglamento alguno que deje claro qué deben hacer estas personas o cuáles son sus obligaciones, por lo que lo mismo reparten hojas con información preventiva por una posible erupción del volcán Popocatépetl, que entregan tarjetas del bienestar o intimidad a madres para que no envíen a sus hijos a las estancias infantiles que el Gobierno de AMLO dejó de apoyar.

El INE resolvió favorablemente un recurso promovido por el PRD para acotar la discrecionalidad con la que operan estas personas, es seguro que vendrán más quejas por la violación a la protección de datos personales y a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal. Un ejemplo más de que a la 4T no le importa ni la ley, ni las reglas democráticas que tanto costó implementar en México.

*Analista político.

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