Espera un poco, un poquito más…
Alfonso Morcillo
Han pasado apenas dos días de la muerte de José José y aún parece una mentira. Ayer fue portada en la totalidad de los diarios de la Ciudad de México, no podía ser para menos. La dimensión de José José en la vida mexicana ya está tatuada en la piel de casi la totalidad de los mexicanos de estas y varias generaciones.
Su figura está al nivel de Pedro Infante, Jorge Negrete y Juan Gabriel, por mencionar sólo a esos tres. “El Príncipe de la Canción” se ha ido, literalmente, y ahora hasta su cuerpo está desaparecido, en lo que es un más trágico final, indigno de su figura.
Pero sus canciones, su voz y su figura permanecerán en la memoria de millones de mexicanos. Donde haya una botella de Bacardí, Presidente o Don Pedro y se escuche una canción suya, vivirá por siempre.
Sus cantos a la derrota, al dolor y al amor, a los amantes permanecerán décadas y seguirán sonando en las estaciones de radio, en plataformas de streaming e incluso en acetatos o cassetes.
Los grupos que le dedicaron tributos y cantaron sus canciones las seguirán cantando y nosotros las escucharemos y se nos erizarán los pelos de los brazos y las cantaremos sin poder alcanzar sus registros y quizá hasta se nos derramen lágrimas. El triste todos dicen que soy.
Este texto debió haberse publicado el sábado pasado, cuando la sorpresa y el dolor estaban a flor de piel, pero una botella de licor impidió la lucidez de este momento.
Te has ido, gran Príncipe, y contigo una parte de nosotros, pero no te olvidaremos, ni te pediremos que esperes un poco, un poquito más. Allá a donde te has ido ya te has reunido con Rocío Durcal, Juan Gabriel y Camilo Sesto, en esa foto inolvidable que también permanecerá en nuestro imaginario, porque formas parte de nuestro soundtrack de vida, de nuestro imaginario colectivo, un imaginario que celebra la derrota y el dolor de la mano de voz.
Hasta siempre, querido Príncipe.
