En su Mirada Política, Fer Vázquez-Nájera escribe: “Presidente, No Un Payaso”

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Mirada Política

Por Fernando Vázquez Nájera*

Presidente, No Un Payaso

La escena resultó casi una buena broma pero no lo fue. El Presidente estaba hablando en serio, según él, al considerar como una opción organizar una rifa para que el gobierno por fin se libre del avión que López Obrador se negó a usar, más como símbolo de austeridad que una buena medida de ahorro. Lo verdaderamente atroz y vulgar fue ver y escuchar a la corte del Rey Sol (miembros del gabinete, legisladores de Morena, aduladores de oficio) decir que aquello no era una mala idea, justificar una tontería como si fuera una medida de Estado.

Como en el cuento-fábula “El nuevo traje del emperador” de Hans Christian Andersen, lo que pretende pasar por verdad no tiene por qué ser verdad si no lo es, y en este caso la rifa de un avión del gobierno es todo menos una buena idea.

El mismo personaje, el Presidente, calificó a la Caminata por la Paz como un show innecesario que no merecía un espacio en su agenda de gobierno para recibirlos. Con ello hizo a un lado el contenido político y humano que caracteriza a este movimiento social: el clamor por justicia y el dolor por la pérdida de seres queridos víctimas de la violencia, una violencia que no es de “Calderón”, “Peña Nieto” y tampoco de López Obrador, pero éste último prometió pacificar al país y dar buenos resultados, casi como designio personal en vez del resultado de una exitosa estrategia que en verdad contenga y disminuya las miles de muertes que rompieron record en 2019.

El pasado domingo, simpatizantes de Morena presentes en el Zócalo de la Ciudad de México, pretendieron impedir el acceso a ese lugar de los caminantes encabezados por Adrián y Julián LeBarón y Javier Sicilia. Un intento fútil de silenciar las voces de personas agraviadas y lastimadas por aquello que dice combatir el mismo Presidente. Las huestes morenistas azuzadas desde el gobierno y su partido, convirtieron en la red social Twitter el siguiente hastag como tendencia nacional #LeBorrachon refiriéndose a la familia LeBarón. Acusaron de ser una marcha pagada para dañar a López Obrador y durante el trayecto agredieron verbalmente a los caminantes por la Paz. ¿Esto muestra la voluntad de pacificar al país? Claramente no.

Decir medias verdades o francas mentiras se ha vuelto una rutina de comedia para el Presidente de la República. La obra matutina que se escenifica en Palacio Nacional tiene el objetivo de entretener (y distraer) al público de las gradas, esos feligreses que dejaron de ser ciudadanos para convertirse en aplaudidores, esos zombies con máscaras sin rostro que hoy vociferan en las redes sociales y en las calles, pero que mañana podrían endurecer su postura y agredir físicamente al que ose oponerse y dañar a Mesías Tropical, es decir, al Presidente.

Para la Presidencia lo misma da anunciar una investigación, sin fundamento, contra el Director General del Hospital Infantil de México por “presunta corrupción” como medida de venganza por haberse atrevido a denunciar la falta de medicamentos para el tratamiento de niños con cáncer; que ir contra los mismos padres de los niños o contra los periodistas que cubren y difunden estas noticias y que, ahora, pretenden acusarlos reviviendo el “delito” de difamación en el Código Penal.

Hay suficientes muestras del gen centralizador y autoritario del Presidente Obrador, ahora también muestra su histrionismo. El hombre que se convirtió en símbolo de la resistencia desde la oposición, hoy es un director de carpa, de aquellas de las décadas veinte, treinta y cuarenta del siglo XX que ofrecían entretenimiento por “tandas” e informaban al pueblo mediante el humor y la comicidad, solo que en la carpa de Palacio Nacional también habita el Presidente que fue electo para gobernar, para tomar decisiones en beneficio de todas y todos los mexicanos, respetando la Constitución y las leyes que de ella emanan, no para ocupar su tarde en una ocurrencia para determinar cuál es la probabilidad de sacarse un avión en una rifa con seis millones de “cachitos”.

*Analista político

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