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“Todos a sus bases”; la masa toca a AMLO

El sábado pasado, en la Ciudad de México, se suscitaron dos hechos inusuales: el primero de ellos, fue la inauguración de un estadio de béisbol, el segundo fue el primer abucheo al Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.

Durante estos más de cien días en ningún acto público, había recibido una rechifla el Ejecutivo: por el contrario, los gobernadores que los acompañaban, eran las víctimas del vituperio popular.

Presuroso, ante un escenario desventajoso en el recién estrenado estadio “Alfredo Harp Helú”, el presidente acusó a “la porra fifí” y, arengó que se vencería a la “mafia del poder”, sus palabras sirvieron de poco, ya que los reclamos siguieron.

En redes sociales, sus opositores se dieron vuelo difundiendo las imágenes de los abucheos.

Incluso un ex presidente de la República panista de Michoacán, quiso verse magnánimo y llamó a no denostar al presidente, hasta para eso dio la rechifla.

Hay muchas lecturas del acto, sin embargo, Diario Moneda, comparte dos ideas fundamentales, la primera de ellas proviene del finado Carlos Monsiváis.

El cronista nacional nos otorga dos claves en su libro Entrada Libre, Crónicas de la Sociedad que se Organiza, en su texto denominado: ¡¡¡Goool!!!, Somos el desmadre, para explicar los fenómenos de masas, hallamos respuestas.

En ocasión del Mundial México 86, dedica un apartado al arranque de la copa y titula: “TODA INAUGURACIÓN ES SOLEMNE Y TODA CLAUSURA ES FRÍVOLA”.

En ese momento refiere al saque inicial en el Estadio Azteca y cuenta Monsiváis que uno de los federativos: “menciona al Presidente de la República (Miguel de la Madrid), la rechifla se intensifica y uno, lego que es, se azora ante el disgusto de quienes se enteran que las Altas Autoridades también van al futbol”. Sólo habría que cambiar en este 2019… al béisbol.

Algo similar sucedió en la Ciudad Deportiva de esta ciudad el sábado.

Más abajo en el mismo texto narra como los pudientes de Monterrey Nuevo León en ese 1986 son los únicos que acceden al partido de México vs Alemania.

Así lo detalla Monsi: en su crónica: LOS NACIDOS PARA GANAR SÍ TIENEN BOLETO, ahí advierte: “No es fácil ni barato estar aquí, en este paraíso del apoyo psíquico. Pocos boletos se vendieron en taquilla, la reventa acaparó la mayor parte con tal de frustrar a quienes pasaron la noche en las inmediaciones del Estadio, y acabaron pagando 100 o 110 000 pesos (de la época) por un boleto.

Algo así, aconteció en el nuevo “Harp Helú”, más las incomodidades por la mafia de “acomodadores de autos” y los precios altos de los insumos dentro del estadio.

Así que. ni los detractores de López Obrador hagan fiesta, ni sus seguidores prendan tantas alarmas sobre la figura presidencial.

En términos beisboleros se ordenaría lo siguiente: “todos a sus bases”.

A la masa no le gusta que los gobiernos estén en sus deportes, por esos trasgrede.

Tampoco le gusta que abusen de su bolsillo y de sus comodidades; lo padecieron miles de asistentes al nuevo parque.

Es trabajo es de Claudia Sheinbaum, Jefa de Gobierno y de Armando Quintero, alcalde de Iztacalco, sede de las instalaciones: acabar con el desorden administrativo que impera en el entorno de la Ciudad Deportiva: revendedores, “acomoda autos”, policías y autoridades omisas.

Lo cierto es que el Ejecutivo ya fue tocado, mucho tienen que ver, el alcalde y la Jefa de Gobierno.

 

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