Miguel Ángel López Farías
Y ahora, hasta los que no opinaban de fútbol lo hacen, y claro que está bien… muy bien, pues confirma lo que el sentido común nos venía gritando y que se dijo en un par de picotazos: la inminencia del fracaso.
La máscara se ha hecho pedazos y nos muestra la decadente situación del balompié nacional… misma fórmula para ser aplicada con ese otro frente que se avecina en modo de desastre nacional, hablo de la decadencia de un gobierno como el de la 4T.
Fútbol y política, ambas en el mismo plato, ambas podridas por la corrupción de los actos y las malas decisiones, obvios paralelismos entre una selección y la presidencia de México, ambos denunciados por ser monumentos a la corrupción y los excesos.
Del fútbol se mencionó los pésimos manejos de una federación y sus verdaderos amos, los dueños de las televisoras, la advertencia era tan clara que no se requería ser un aficionado al balón para detectar que tanto la liga MX, como la composición de la selección habían sido colonizadas por proxenetas, montados en el poder económico y no deportivo, sin moral y adictos a las mentiras, de ahí que semana tras semana ,las transmisiones de los partidos por los dos grandes canales de TV fuesen un homenaje a la simulación, al teatrismo… a una falsa realidad, ¿El resultado? Mediocres Héroes con calcetas dando penosos partidos.
Pero las pocas voces que hacíamos referencia de ello éramos ignoradas, nos estrellábamos ante la masa que parpadea frente al televisor, ahí, la única «realidad» ha sido la que los narradores exclaman… misma historia para esa otra fantasía llamada gobierno, también ajustada a la narrativa de esos diseñadores de la realidad, el poder de un presidente es capaz de hacer creer a muchos que se juega el partido más grande de su vida.
¿Qué ha sucedido? Que se ignoren las señales de advertencia en dónde se nos dice que esto va a acabar muy mal, que se acerca nuestra mayor derrota como país, que nos hemos alejado de la posibilidad de jugar en el circuito de los privilegiados, de los cracks.
Qué bueno que la selección nacional pierde, que bueno que se estrelle ,que bueno que se desnude y se hable de esa otra putrefacción en algo tan querido cómo el fútbol, ojalá así se sacudan los frutos decadentes que lo han contaminado, pero de igual manera habrá de ocurrir con algo más delicado, que no solo afecta a quienes venden playeras de la selección o cervezas, sino el impacto que este país viene resintiendo en plazos, uno que nos ha llevado décadas hacia atrás y que aún no termina de fracturarse.
¿Nos llenó de tristeza o de coraje lo que ocurrió con la selección? Esperemos ver lo que a este país le habrán de costar las malas decisiones y la criminal conducta de sus supuestos salvadores.
México, señoras y señores, comienza a tocar fondo.
