Palabras Más / Los Fracasos de Durazo

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El peligro del odio consiste en que nos ata

al adversario en un estrecho abrazo.

Milan Kundera

Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez

Estimado lector, gracias. Alfonso Durazo es un funcionario que ha sobrevivido en la política nacional desde el viejo priismo, paso por el panismo y reapareció como una pieza fundamental y cercano a López Obrador en lo que llaman la 4T. Ahora el flamante secretario de Seguridad Ciudadana se va a buscar la candidatura al gobierno de Sonora para el año que viene y cuenta con el respaldo del presidente. Pero sus resultados son muy pobres en cuanto a la seguridad que debería imperar en el país.

Las controversias de este funcionario ya alcanzan al mismo expresidente Vicente Fox Quesada, con quien trabajó en el sexenio del cambio, luego de abandonar al PRI. Con Fox fue su vocero y secretario particular hasta el año 2004. Su salida estuvo plagada de fuertes críticas al mandatario y a sus cercanos, es decir a Martha Sahagún quien ya mandaba en Los Pinos. Ahora en redes sociales el guanajuatense lo acusa de su mal desempeño y lo llamó “inútil” y “fracasado”, pero la realidad es que el fracaso de Fox es también el fracaso de Durazo.

Un sexenio antes, Alfonso Durazo, cuando presumía de ser priista y juntarse con la cúpula salinista quien lo colocó como secretario particular del candidato Luis Donaldo Colosio Murrieta en 1994 hasta que la fatalidad le quitó la vida en Lomas Taurinas, lo que lo hizo renunciar al PRI y buscar nuevos horizontes, un hombre siempre acostumbrado al poder reapareció con los amigos de Fox en el año 2000.

También ha sido diputado federal y ahora senador de la República con licencia porque el tabasqueño lo invitó a colaborar en el gabinete, a un puesto clave y con grandes reflectores como es la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana. De inmediato vinieron las criticas porque a todas luces, no tenía experiencia para llevar las riendas en un sexenio que había prometido pacificar al país, reducir los altos índices delincuenciales, recuperar territorios a manos de narcotráfico y terminar con la corrupción en las corporaciones policiacas, nada de esto sucedió, por el contrario, se agudizaron.

En el marco de una lluvia de disparates dichos por el “Pejelagarto” como combatir a los delincuentes con “abrazos y no balazos” o la política de la amnistía de facto simplemente porque el superior moral ya los perdonó, se dio un incidente que lo marcó, la liberación de Ovidio Guzmán, hijo de “el Chapo” Guzmán, fue el principio del fin del paso de Alfonso Durazo al frente de la Secretaría de Seguridad Ciudadana.

El 17 de octubre de 2019, López y su gabinete de seguridad se mostraron sumisos ante el Cártel de Sinaloa, ahora conocido como el “culiacanazo”. Ese día, fuerzas federales detuvieron a Ovidio Guzmán, pero lo liberaron, ahora se sabe, fue por órdenes del presidente, así a bote pronto, Durazo culpó a los militares, nunca asumió su responsabilidad. Y luego para terminar de hacer el ridículo el hijo de Macuspana saludo con mucha familiaridad a la abuela del capo.  

Así que Durazo se va en busca de conquistar el gobierno de Sonora, pero se lleva un pesado equipaje por sus nulos resultados, aunque la narrativa tropical diga otra cosa. Seguimos con territorios perdidos en una guerra finalizada, la corrupción continúa en las instituciones policiacas, tan solo en el último año los homicidios dolosos aumentaron 1% con todo y el encierro por la pandemia y los feminicidios 0.4%, no hay mucho que ofrecer al electorado sonorense.

Entre palabras

Me cuentan que el senador Miguel Mancera anda muy nervioso por aquello de las investigaciones a sus cercanos y amigos de cuando fue Jefe de Gobierno de la Ciudad de México. ¿Le alcanzará el brazo a la ley?

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Hasta la próxima.

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